Sin importar cuál sea, los tés contienen varios compuestos que son benéficos para la salud. Entre ellos están los taninos, unas sustancias fenólicas que tienen propiedades cicatrizantes y antidiarreicas, a la vez que disminuyen los índices de colesterol en la sangre. Por otra parte, algunos tés también ayudan a estabilizar la mente y a crear una sensación de relajación y serenidad. Están formulados con un aminoácido llamado L-theanina, que mejora el estado de ánimo e influye en la normalización del sueño, y ayudando a la memoria.
De igual modo, el té contribuye en la alimentación, con el suministro de vitaminas esenciales para el organismo, y con sustancias nutritivas formadas por minerales y sales.
Para que puedas aprovechar todas estas propiedades, a continuación, te contamos sobre las principales características de cada tipo de té y cómo prepararlos correctamente para aprovechar todas sus bondades.
Té blanco
Se caracteriza por tener un proceso de elaboración muy sencillo, presentar un aroma fresco y entregar un sabor agradable. Respecto de sus propiedades, el té blanco es un fuerte antioxidante y combate el colesterol LDL, así como las caries dentales. También mejora la concentración, fortalece las defensas y previene otras alteraciones de la salud.
Té verde
Es un tipo de té Camellia sinensis que no ha sufrido una oxidación durante su procesado, a diferencia del té negro, ya que las hojas se recogen frescas y después de someterse al secado, se prensan, enrollan, trituran y finalmente se secan. Es un poderoso antioxidante, un estimulante suave, mejora el funcionamiento del cerebro, favorece la combustión de las grasas, mejora el rendimiento físico, reduce el riesgo de sufrir ciertos tipos de cáncer y previene las enfermedades cardiovasculares.
Té azul
Su nombre denota al té del dragón oscuro. El té azul se conoce también como el té oolong. Basado en una historia ancestral de China, se caracteriza porque en su proceso de elaboración encuentra el punto medio de oxidación, lo que permite a sus consumidores decidirse por un sabor intermedio entre el té verde, que tiene un 0% de oxidación, y el té negro, que se presenta con un porcentaje del 100% de oxidación.
El té azul ayuda a prevenir el envejecimiento celular, estabiliza los niveles de azúcar, favorece la pérdida de peso, mejora la vista y protege el corazón.
Té rojo
O también conocido como el “té de los emperadores”. Tiene su origen en una región china de Yunnan llamada Pu’erh. Se elabora sobre hojas de té verde que ya han sido fermentadas y almacenadas en barriles de bambú durante períodos de dos años o incluso más de 60. Ayuda a reducir el colesterol, es diurético, adelgazante y ayuda en la digestión.
Té Ceylan
Es un tipo de té negro producido en Sri Lanka, la antigua Ceilán, cuyo territorio es muy apto para el crecimiento de esta planta. Tiene un sabor frutal y principalmente existen tres variedades de té Ceylan: el negro, el verde y el blanco, siendo este último muy raro y también de precio elevado. Ayuda en procesos de trabajo mentales, cuida la salud del corazón y es antioxidante.
Cantidad recomendada de consumo diario
El consumo de los diferentes tipos de té debe hacerse bajo ciertas medidas. Por lo general, lo aconsejable es ingerir entre una o dos tazas de té diariamente, ya que así obtenemos sus máximos beneficios y contrarrestamos los posibles efectos secundarios que se puedan derivar.
Si bien todos los tés pueden proceder de la misma planta, debemos hacer especial incidencia en su proceso de oxidación, ya que aquí los ingredientes de cada té cumplen un papel para activar sus propiedades o para disminuirlas.
Se aconseja tomar el té negro en menores cantidades; el té rojo no más de tres a cuatro tazas al día; el té verde, dos o tres tazas por día; el té azul, dos o tres tazas al día; el té blanco, una o dos tazas por día. Aunque esto también dependerá de tu sensibilidad a la cafeína.
¿Cómo preparar un té correctamente?
Para lograrlo se debe tener en cuenta, principalmente, la temperatura del agua y el tiempo de infusión, que generalmente debe tener un valor promedio, ni demasiado corto ni demasiado largo, y el cual variará también dependiendo del tipo de té. Por otro lado, es necesario tener los utensilios adecuados para preparar el té: una tetera, el infusor, el reloj, el termómetro, balanza y tazas, si lo quieres hacer como todo un profesional.
Un consejo útil a la hora de preparar un té es cómo templar la tetera. No debemos utilizar jamás el recipiente en el que preparamos el café u otras bebidas de aromas potentes. No se debe poner el té en agua hirviendo o en una olla o tetera que estén expuestas directamente al fuego. Y, finalmente, es necesario tener un recipiente en el que el té pueda tener espacio para su despliegue.
Ahora que conoces los diferentes tipos de té, no queda más que los pruebes y elijas aquel que te entregue las propiedades que estás buscando.