Panes de masa madre, queques, brownies, galletas, son sólo algunas de las preparaciones que diariamente suben nuestros contactos a redes sociales. Es que durante la crisis sanitaria han sido muchos los que nos hemos aventurado en la cocina con preparaciones de todo tipo. Con más tiempo en casa, pocas posibilidades de salir a comprar y casi nulas de ir a un restaurant, algunos hemos visto la oportunidad de mejorar nuestros dotes culinarios y otros de atrevernos por primera vez a jugar a ser chef.
Un ejemplo del boom culinario que más llama la atención en las stories de redes sociales es el del pan de masa madre! Una cantidad de frascos donde se cultiva esta masa, pasando por los clásicos “ensayo y error”, hasta que se logra pulir la técnica a tal punto de obtener como resultado verdaderas obras de arte, que dan hasta pena comerse!
Este boom de la cocina ha significado un importante crecimiento en el uso de algunos insumos como por ejemplo la harina, que sin duda se lleva el premio por su versatilidad y precio. Aunque no lo creas en la actualidad existe todo un mundo de alternativas de este producto. Es cosa del pasado elegir sólo entre con o sin polvos de hornear. Hoy la elección pasa por las más variadas alternativas: de almendra, arroz, avena, centeno, coco, nuez, sólo por nombrar algunas, se utilizan cada día más para darle un sello saludable y con mayores propiedades nutricionales a nuestras recetas.
La nutricionista Fernanda Contreras, comenta que “en las casas se vio que las personas para entretenerse aprendieron a cocinar y otras que comenzaron un emprendimiento ligado a la cocina, lo que significó un fuerte aumento en la compra de harina. También las personas aumentaron de peso en los primeros meses de encierro, por lo que llegó mucha gente a las consultas nutricionales preguntando por alternativas para evitar subir de peso o bajar y aquí es donde yo siempre recomiendo preferir alternativas de harinas menos procesadas, con más fibra y sin gluten que ayudan a desinflamar”.
Beneficios de cada tipo de harina:
- Harina de almendras: contiene mayor cantidad de fibra que la harina de trigo o cualquier otro tipo de harina blanca y las grasas que contiene son saludables.
- Harina de arroz: se adapta a todo tipo de dietas debido a sus propiedades. Entre sus beneficios, se encuentra que ayuda a controlar el colesterol y favorece a una menor acidez. Además, es una opción apta para aquellos que sean celíacos por el hecho de que el arroz no contiene gluten.
- Harina de avena: ayuda a disminuir los niveles de colesterol en la sangre, previene enfermedades del corazón, evita el estreñimiento, favorece la digestión, regula los niveles de glucosa en sangre, ayuda a combatir la diabetes de tipo 2, reduce y controla la presión arterial.
- Harina de centeno: aporta gran cantidad de fibra y minerales antioxidante. Tiene bajo índice glucémico lo que lo hace ideal para los diabéticos. Regula el tránsito intestinal y estreñimiento. Su alto aporte de omega-6 favorece la mejora de enfermedades inflamatorias de la piel como psoriasis, eczemas, atopía y los síntomas pre menstruales. Contiene fitoestrógenos por lo que atenúa los síntomas de la menopausia.
- Harina de coco: es rica en proteína, fibra y grasa, por lo que genera mayor saciedad. Es menos alergénica que la harina de almendras, se mantiene estable en cocciones. Es una buena fuente de manganeso y ácido láurico, una grasa saturada que estimula el sistema inmunológico y la tiroides.
- Harina de garbanzos: es rica en fibra, una excelente fuente de proteínas de origen vegetal y aporta hidratos de carbono de liberación lenta. En cuanto a minerales contiene, sobre todo, magnesio y potasio. Buena fuente de ácido fólico (vitamina B9).
- Harina de linaza: reduce el colesterol (el total y el LDL o “malo”) y la presión arterial elevada. Mejora el tracto digestivo en casos de estreñimiento, diarreas o problemas estomacales. Es una fuente de vitamina B6, ácido fólico, tiamina, calcio, magnesio, fósforo, cobre y manganeso. Reduce inflamaciones.
- Harina de nuez: buen aporte de potasio, la cual hace que su consumo sea muy bueno para aquellas personas que padecen problemas de arterosclerosis o problemas renales, ya que les facilita la micción. También es rica en hidratos de carbono y en vitaminas C y E.
- Harina integral: al conservar el salvado y el germen de trigo, la harina integral se destaca por una cantidad de fibra 3 veces superior a la harina blanca. Además tiene un alto contenido de vitaminas y minerales, como vitaminas del complejo B, vitamina E, hierro, potasio, magnesio, zinc, entre otros.
- Harina tostada: gran aporte en fibra, lo que a evitar enfermedades cardiovasculares, ayudar al control de niveles de colesterol, prevenir y combatir el estreñimiento y la pereza intestinal y dar sensación de saciedad, lo que ayuda en dietas para control de peso.